La Casa Ponthier se enamoró perdidamente de la piña Victoria, considerada como la mejor piña del mundo. Esta variedad, más pequeña que las piñas africanas y sudamericanas pero más dulce y frutada, fue introducida en la Isla Reunión en 1668 debido al clima cálido y húmedo del cual podía beneficiarse para su desarrollo. Efectivamente, la piña se cultiva más fácilmente en tierra suelta ya que posee un sistema radicular frágil. La piña Victoria, que actualmente es el símbolo emblemático de la Isla, se recoge madura, recubierta de una piel dorada y con pulpa de color amarillo brillante. Su tamaño medio no supera los 11,4 cm de alto y un diámetro de 8,8 cm.